Redes sociales y el cuidado de sí mismo

Mañana intervengo en Barcelona en una mesa redonda del Congreso Hablemos de Drogas organizado por FAD para hablar de Las nuevas tecnologías en las claves de la socialización adolescente. Gran parte de los puntos que quiero destacar al respecto están apuntados en la presentación sobre Competencia Digital y Cultura Participativa. Mañana, por tener menos tiempo de exposición, me centraré en las redes sociales y el cuidado de sí mismo (y de los demás) que tan bien ilustran los vídeos de la campaña Piensa antes de publicar. Para ello introduzco unas notas que aparecerán próximamente publicadas en una guía dirigida a educadores y jóvenes.

1. Perfil. Qué dices de ti y quién puede verlo

Piensa en qué imagen quieres dar de ti y escoge aquellas fotos y datos que te ayuden a mostrarte como eres. Recuerda que el perfil es una de los primeros sitios que la gente que no te conoce consultará para hacerse una idea rápida de ti.

Dedica un tiempo a explorar en las opciones que te da la plataforma para decidir y configurar qué grado de transparencia quieres tener con respecto a tu privacidad. Por ejemplo, ¿te has parado a pensar si cada paso que das en esa plataforma se refleja públicamente o no? Si estás consultando el perfil de otras personas o sus fotos, ¿ellos pueden saberlo? Cuando dejas de agregar a alguien, ¿le llega la notificación o no? Si estás conectado, ¿sabes si pueden verte todos o puedes escoger estar como invisible?

2. Contactos. Los otros. A quiénes te diriges

Cuando decimos, escribimos y mucho antes, desde el momento en que pensamos algo que comunicar, tenemos al destinatario presente en nuestra mente. Nos formamos una idea de quién es, de cómo puede recibir esa información y de qué efecto deseamos en su respuesta. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que también existe un público potencial, al que no nos estamos dirigiendo pero que quizás pueda llegar a tener acceso a ese contenido en algún momento (ya sea porque es público o porque le llegue por alguna vía fuera de nuestro alcance).

Piensa en cómo quieres pasar el tiempo en esa red y añade a tus contactos en función de ello. Si tu grupo es muy íntimo, te conviene rodearte de amigos de mucha confianza. Si es más abierto y lo que te interesa es conocer a cuanta más gente mejor, quizás prefieras empezar sin revelar demasiados datos íntimos e ir ganando confianza según vayan evolucionando tus relaciones.

3. Mensajes. Qué dices tú y qué dicen de ti

Es importante que distingas entre los espacios públicos y privados. En las redes sociales hay distintos grados de privacidad según el método de comunicación que escojas. No es lo mismo escribir un mensaje privado a una sola persona que escribirlo en su muro público donde otras lo pueden ver. Por eso, siempre antes de dirigir tu mensaje, hazte la siguiente pregunta: ¿esto que estoy escribiendo, publicando, colgando, etc. es público, lo pueden ver todos los contactos, sólo algunos -y en ese caso, quiénes exactamente- o sólo yo?

No cuelgues fotos ni comentarios comprometidos que puedan causarte daño a ti o a otras personas. Piensa que un mensaje o una fotografía quedan grabados y se pueden localizar y copiar fácilmente. Quizás en el momento en que lo publicas no te importe que lo vea la gente, pero en algún momento puede que quieras borrarlo. Por eso es importante que mantengas el control sobre tus propias palabras e imágenes. En definitiva se trata de que protejas tu intimidad y la de los demás, de mantener un espacio libre donde disfrutar de las relaciones sociales y construir vínculos con otras personas.

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