El currículo posmoderno en la cultura digital
Artículo publicado en el libro colectivo Cultura Digital y Comunicación Participativa (pdf) editado por Zemos98
Detrás de expresiones como “mis lectores saben más que yo” y “conversaciones en lugar de conferencias”(1) subyace un cuestionamiento del principio de autoridad y, con ello, una crisis de las instituciones modernas. Entre ellas se encuentra la escuela, donde el aula ya no es el único lugar de socialización, los programas aíslan las disciplinas y los profesores han perdido la exclusividad del conocimiento frente a un batallón de nativos digitales que han crecido frente a las pantallas.
La irrupción de internet y de la infotecnología plantea nuevos paradigmas en la Educación (Long-life learning, Aprendizaje Vs. Enseñanza, Procesos Vs. Resultados, Estrategias Vs. Contenidos, etc.), así como nuevas formas de leer y escribir el mundo en el que vivimos. Con los nuevos medios digitales se reabren viejos debates(2) sobre la relación entre Comunicación y Educación que entienden los mensajes como textos, como productos con intención comunicativa elaborados con ciertos códigos que hay que saber “decodificar” para poder comprenderlos en su contexto y para ser capaces también de generar textos propios con el uso de los distintos lenguajes.
Tomando la educación artística como instrumento de análisis social, otros autores (Clark, 1996; Efland, Freedman y Stuhr, 1996; Cary, 1998) lo llevan al terreno práctico y proponen la integración del currículo posmoderno a partir del trabajo de conceptos propios de la posmodernidad como son la relación entre poder y conocimiento, la multiculturalidad, la deconstrucción, la doble codificación y las micronarrativas. Si bien su enfoque gira en torno al arte y a pesar de estar desarrollados en la infancia de internet, su propuesta de búsqueda del conocimiento a través de la práctica reflexiva de la contemporaneidad puede ser reutilizada en los programas educativos comprometidos con una idea integral de “alfabetización digital” que vaya mucho más allá de la competencia instrumental o el mero cacharreo.
Desde una perspectiva basada en el modelo análisis-producción-evaluación, la propuesta de educar en la cultura digital pasa por la participación en la Red y en sus nuevas formas de relación (blogs, wikis, redes sociales, etc.). De esta forma se pueden experimentar y analizar todos los pilares del proceso comunicativo: somos autores pero también lectores; somos medio y somos mensaje. En una aproximación del currículo posmoderno a la pedagogía crítica de la cultura digital podríamos reflexionar sobre temas como los siguientes:
La fragmentación. El post como unidad y como fragmento; la descomposición de las partes y la reubicación del todo a través del hiperenlace; la fascinación por el zapping, los widgets mosaico, los digets, los clippings, los planetas, los agregadores, los trackbacks, las conversaciones distribuidas, los memes, etc.
La intertextualidad. La mezcla y remezcla de géneros y estilos. El “copiaypega”, los “vías” y los “embed” que permiten reutilizar los fragmentos ajenos dentro de los propios discursos para ser reinterpretados en nuevos contextos.
La crisis de la objetividad y la resignificación de la subjetividad. El valor de la transparencia que se presenta como garantía de los criterios de verdad y que conlleva, en paralelo, la crisis de los modelos clásicos de acreditación del saber experto.
Las micronarrativas. Los medios sociales permiten la construcción y difusión de temas, enfoques y discursos alternativos de minorías que son frecuentemente infrarrepresentadas en los macrodiscursos de los media.
La invisibilización de la tecnología en la web 2.0. La separación entre contenido y forma. Los usuarios generamos el contenido y llenamos el espacio, mientras que la tecnología nos da forma y construye el tiempo.
La agregación como nuevo sistema de ordenación del conocimiento. Frente a la erudición de las taxonomías surgen las folkosonomías. De abajo a arriba, la relevancia como valor es negociada a través del criterio social y del etiquetado colaborativo.
El personismo, término acuñado por Vicente Verdú para definir la primera revolución cultural del siglo XXI. El sujeto se convierte en objeto y viceversa. El valor está en lo personal y en la persona, en los nanomedios y en los “onanomedios”. Se regala el producto para vender al autor. El boca a boca P2P sube la cotización de los conciertos y hasta la revista Time nos felicita “colectivamente” como “persona” del año.
La construcción de una identidad pública a modo de personal branding. Nos definimos a través de “identidades mosaico”: nos representamos en la plantilla del blog, los nicks, los favicons, los stickers, la galería en flickr, la lista musical en last.fm, los enlaces en del.icio.us, etc. Tanto que corremos a registrarnos en cada nuevo servicio 2.0 para asegurar nuestro nick, nuestra identidad. Nos reinventamos en la imagen que queremos dar de nosotros mismos como si fuera una coordenada o una atalaya desde la que mirar y dejarnos ver, desde donde tejer y destejer redes. Valemos lo que vale nuestra red, a quiénes agregamos y quiénes nos agregan a nosotros. No existimos sin un trackback. No somos nadie si no nos llega un meme a través de alguien. Nos proyectamos en la red especular girando el foco hacia lo que vemos, escuchamos, comemos, odiamos, admiramos,… y así representamos quiénes somos en cómo queremos ser identificados.
La reapropiación y la cultura de la remezcla: los montajes y remontajes, la cultura jamming, los memes seriados y la fuerza de la viralidad son versiones de un collage infinito en las reinterpretaciones del entorno. El apropiacionismo va más allá de la simple intertextualidad de los embed o de los “ready-to-go” porque necesita “poseer” los objetos para transformarlos: que se puedan descargar y sean maleables. Para hacer todo esto posible, surge en paralelo cierto activismo que reivindica la cultura libre con licencias no restrictivas, así como el derecho de acceso a los archivos públicos para la creación y recreación colectiva.
Los desafíos a las industrias culturales. En la búsqueda de nuevas formas de creación de cultura, se generan sistemas para la gestión flexible de derechos de autoría y propiedad (el copyleft frente al copyright) así como instrumentos de financiación desde los márgenes del mercado que posibiliten su supervivencia (los micropayments y la publicidad contextual, p.ej.).
La tensión en las fronteras: entre lo amateur y lo profesional, la convergencia y la divergencia, la aristocracia y la meritocracia, el diario íntimo y el escaparate público, lo verídico y lo verosímil, el panóptico y la panoscopia, la “plantilla tipo” y la “customización”, lo personal y lo profesional, etc.
Muchas reflexiones y pocas recetas
La Sociedad de la Información requiere de ciudadanos capaces de transformar el dato en conocimiento, la emoción en reflexión y la participación en acción colectiva. La Red lo hace posible, pero no incluye un manual de instrucciones. Tanto los inmigrantes como los nativos, todos somos peregrinos digitales ante los caminos que se bifurcan. El desafío de la Educación en este contexto de incertidumbre es preparar la mochila, acompañar en el viaje e introducir la reflexión crítica desde la experimentación del entorno social como objeto de conocimiento.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Cary, R.; Critical Art Pedagogy. Foundations for Postmodern Art Education. Garland Publishing, 1998.
Clark, R.; Art Education. Issues in Postmodernist Pedagogy. Canadian Society for Education through Art and National Art Education Association, 1996.
Efland, A., Freedman, K., Stuhr, P.; Postmodern Art Education: an approach to curriculum. The National Art Education Association, 1996.
Gutiérrez Martín, Alfonso; Alfabetización digital. Algo más que ratones y teclas. Gedisa. Barcelona, 2004.
Lara, Tíscar; Comunicación y Educación. Colombia. Mayo 2006.
Lara, Tíscar; Blogs para educar. Usos de los blogs desde una perspectiva constructivista. Revista Telos. Núm. 65. 2005.
Lara, Tíscar; La utilidad de un blog académico. Septiembre 2006.
Lara, Tíscar; El peregrino digital y la educación 2.0. Revista Trama y Texturas. Número I, Diciembre 2006.
NOTAS
- Ambas frases son de Dan Gillmor hablando de periodismo, pero pueden ser fácilmente adaptadas a otras esferas como la economía, la educación o la política.
- Estos estudios han sido abordados desde disciplinas como la lingüística, la pedagogía y la semiótica. En el campo anglosajón se habla fundamentalmente de Media Literacy o Media Education, mientras que en el entorno hispano han convivido términos como Educomunicación, Educación en materia de Comunicación, Alfabetización digital, Literacidad Crítica y más recientemente también el de Competencia audiovisual. Entre sus autores podemos citar a Len Masterman, Katlheen Tyner, Jean Cloutier, Mario Kaplún, Paulo Freire; y en España son clásicos los cursos de lectura de la imagen de la UNED, los trabajos de Alfonso Gutiérrez, de los hermanos García Matilla, de Joan Ferrés y de Daniel Cassany, por ejemplo.
[tags]currículo posmoderno, postmodern curriculum, cultura digital, zemos98, academia, educomunicación, micronarrativas, cibercultura, educación, e-learning, intertextualidad, web 2.0, media[/tags]
Gracias a Julen por su peer-review.