Mobile learning = aprender a vivir conectados
Estoy preparando una ponencia sobre mobile learning para un encuentro de profesores en Zaragoza el mes que viene y esto me lleva a pensar sobre qué ha cambiado en estos diez años en los que venimos trabajando con el concepto.
Sin duda el entorno no es el mismo, la penetración de los dispositivos móviles a nivel doméstico ha arrasado en el mundo. Ya no es diferencial estar conectado y el BYOD o bring your own device ya no es una solución creativa a la falta de dotación institucional sino más bien lo esperado por cotidiano. La pregunta clave es si aquella propuesta de mobile learning, su esencia sobre lo que implica de aprendizaje autónomo, abierto, digital, colaborativo y creativo, se ha consolidado de algún modo en este tiempo. Bien es cierto que los avances nunca son lineales y se escriben con renglones torcidos. También lo es que tengo la mirada sesgada por la nostalgia de quien lo ha vivido y defendido con pasión. En cualquier caso, son muchos los fenómenos que han tenido lugar en esta última década y que condicionan el mundo hiperconectado en el que vivimos, que es el mismo mundo hiperconectado en el que aprendemos.
Por un lado, al acceso a la conectividad móvil por medio de dispositivos personales se ha sumado el gran crecimiento de usuarios y usos de las redes sociales, así como de la tecnología de comunicación que soporta el intercambio de contenidos. Todo ello es lo que subyace detrás de formatos impensables hace diez años como son los MOOC o de la naturalidad con la que hacemos una videoconferencia de WhatsApp desde la calle.
¿Dónde estamos ahora cuando miramos hacia el aula? ¿Qué hay del mobile learning?
Por un lado, su invisibilidad puede ser una buena noticia pues en cierta forma denota que se ha incorporado como natural usar esta tecnología tan cotidiana para el uso educativo. Pero por otro, tengo la sensación de que hemos pasado del desconocimiento al miedo, del no uso al abuso, y lo que es peor, sin que haya intermediado un uso crítico y creativo de esta tecnología. Sobre todo cuando vemos las últimas noticias que nos llegan sobre esta cuestión como es el instituto de Lleida donde prohiben el uso del móvil en el patio o de la propia Francia que quiere prohibir por ley el uso de los móviles en todos los centros.
Se esgrimen como causas la adicción que generan estos dispositivos, la distracción y el riesgo de aislamiento que producen. Todos esos riesgos son ciertos. Sin embargo, ignorar el problema o intentar que no entre por las puertas del colegio para así autoconvencernos de que no existe tampoco es la solución. Sin duda, necesitamos una Escuela valiente que tome como urgentes este tipo de problemáticas y las aborde dentro de sus muros.
Aprender a conectar y hacerlo de una forma productiva es tan importante como aprender a desconectar (una competencia digital implícita que cada vez se pone más de manifiesto como habilidad a entrenar). Hace precisamente diez años que David Silver presentó en el congreso que compartimos en Copenhague su proyecto “Log off before you blog off” en el que trabajaba con sus estudiantes universitarios la desconexión a través de una convivencia en el campo que servía de punto de inspiración para bloguear posteriormente las reflexiones de esa experiencia unplugged y fantasear con lo que suponía la desaparición digital. Entonces apenas usábamos Facebook o Twitter. El blog ya nos parecía la súper conectividad y parecía merecer de una dieta detox de vez en cuando. Qué ingenuos.
Es el momento de la calma
Entre tanto like y tanta notificación, es momento de la calma, de calmar las emociones y atemperar los gestos, de calmar la educación como promueven los amigos de la Asociación de Educación Abierta y de apoyar la tecnología que nos ayude a perseguir esa calma (las Calm Technologies de las que habla Amber Case en la Revista Telos). Como indica Case en esa entrevista:
“Podemos mirar el movimiento Time Well Spent para recibir consejo sobre cómo desarrollar relaciones más fructíferas con nuestra tecnología. Podemos instalar complementos para el navegador Chrome como Inbox When Ready y poner nuestros teléfonos en modo avión para poder elegir cuándo interactuar con ellos. Yo recomendaría por lo menos desconectar las notificaciones de tu teléfono. ¡Realmente ayuda!”