Héroes domésticos para lo digital
Vivimos en un mundo móvil, globalizado y fuertemente mediado por la tecnología digital. ¿Estamos preparados como sociedad para ayudar las generaciones más jóvenes a vivir en él, a afrontar los retos que la virtualización les presenta? ¿Debemos evitar el contacto de los niños y niñas con la tecnología como parece ser la última moda entre las familias de los ingenieros de Silicon Valley o iniciarles en el lenguaje de programación para que no se queden fuera de la ola digital?
En noviembre participé en unas jornadas sobre jóvenes, juego y adicciones organizadas por el Ayuntamiento de Valencia y la FAD con una ponencia sobre la necesidad de formar en el consumo crítico de la información y en el uso inteligente de la tecnología como la mejor forma de prevención en este escenario.
De ahí salió un artículo que publicaron como firma invitada en la página Planeta Joven y del que hoy traigo un extracto:
A modo de resumen, os dejo con el hilo que publiqué en Twitter:
¿El contacto de los menores con las pantallas perjudica o beneficia su desarrollo cognitivo? Profesores, padres y madres no sabemos a qué atenernos, tan pronto sale una noticia a favor como otra en contra.
Esto es solo una muestra de la confusión que se percibe. Nos encontramos ejemplos positivos y al mismo tiempo leyes por la prohibición de los móviles en el aula.
No parece que la prohibición per se como forma de evitar/negar una realidad sea coherente ni útil cuando por otro lado se insiste en que serán los más pequeños los llamados a liderar los nuevos trabajos aún por definir en el escenario digital.
Mientras tanto, en la televisión podemos ver en los deportes a los jugadores luciendo apuestas online en sus camisetas y en paralelo una noticia de cómo está creciendo la ludopatía en los más jóvenes.
¿La culpa es de internet? ¿Es la solución evitar el acceso a las pantallas como parece ser la última moda en Silicon Valley? Una noticia a cuestionar que no hace más que culpabilizar aún más a los padres que tienen menos recursos.
Existe un mito bastante instaurado de que con limitar la exposición a un tiempo determinado, fijado normalmente en 2 horas, estamos protegidos. Esto crea la falsa ilusión de que no es necesario hacer nada más mientras se deja al niño solo a su suerte en su práctica digital
Investigadoras como @mizuko y @Livingstone_S cuestionan ese enfoque cuantitativista y ponen el foco en el cómo y el contexto. Hablan de “parenting digital” donde el hogar toma especial relevancia como espacio de aprendizaje mutuo.
La Escuela tiene un papel clave como mediadora para desarrollar la educación mediática, también llamada alfabetización transmedia para formar en el pensamiento crítico y la expresión creativa, huyendo de posiciones alarmistas.