Implementación y gobierno abierto, el momento de la verdad
La Participación, la Colaboración y la Transparencia son los pilares sobre los que se asienta el Gobierno Abierto.
Cada uno de ellos se compone a su vez de una serie de etapas y valores que suman hasta 42 elementos y que la Red de Innovación Pública XARXA IP presentó la semana pasada en una obra colectiva (aquí para descarga). Entre los invitados a participar en el libro se encuentran autores como Antoni Gutiérrez-Rubí, Francis Pisani, Alberto Cottica, Timothy Vollmer, Megan Eskey, Marc Garriga, Alberto Ortiz de Zárate, Carlos Guadián, Pilar Conesa, David Osimo, Victoria Anderica, Genís Roca o Joan Subirats. Yo he tenido la misión de abordar la tan temida y necesaria fase de Implementación, ese momento de la verdad en que cualquier proyecto echa a temblar:
IMPLEMENTACIÓN
En cualquier proceso de innovación las fases que están dedicadas a pensar, diseñar y prototipar son sumamente estimulantes. Es el tiempo de los sueños, de crear a lo grande, de pensar que todo es posible. Con la implementación llega el momento de la verdad, cuando te la juegas, cuando las ideas no solo deben ser materializables y efectivas, sino también empujadas por quienes tienen que ponerlas en práctica y por quienes se van a sentir directamente afectados por ellas.
En la implementación las letras saltan del papel y se baten con la realidad. Es el turno de la atención máxima en el trabajo en equipo, de la función de orquesta, de detectar aquellos engranajes que no suenen con la melodía de la partitura y ser lo suficientemente capaces para corregir sobre la marcha, ceder y negociar, reorganizando lo necesario para dar soluciones rápidas y eficaces en pleno vuelo.
Demasiado a menudo los proyectos de innovación mueren en los procesos de implementación. Las causas pueden ser múltiples, desde un error de diseño a una falta de dotación de recursos o un defecto de planificación de tiempos, pero con gran probabilidad tendrá que ver con las personas, con su afecto, involucración y disposición a introducir los cambios.
Desarrollar los mecanismos y habilidades necesarias para comprender sus necesidades y posibles reticencias es imprescindible para hacerles partícipes de cómo la innovación puede serles útil, cómo se pueden sentir protagonistas del desarrollo y orgullosas de su contribución a la transformación resultante.
Por eso es fundamental la colaboración entre todos los agentes implicados. Hablando de gobierno abierto, nos referimos a la colaboración estrecha y sostenida entre la Administración, las entidades públicas y privadas, los representantes políticos y sociales y, muy especialmente, la ciudadanía. Una colaboración que no debe arrancar tarde, como suele ocurrir en los procesos unidireccionales cuando la invocan en plena implementación como estrategia amortiguadora de la gestión al cambio, sino en sus primeras etapas, desde el propio diseño de los proyectos introduciendo canales y dinámicas de participación que sirvan para una verdadera cocreación de los servicios.
Solo de esta forma se puede garantizar que la implementación no sea un trauma o una batalla de resistencias e imposiciones, sino una fase más dentro de un proyecto motivado, diseñado y construido bajo las premisas de la participación, la colaboración y la transparencia dentro de un modelo de gobierno abierto.