La censura se viste de automatismo
Es más que censura. Esa palabra lleva asociada la imagen de un señor con unas tijeras. Aquí no hay señor, no hay ojos, no hay tijeras. Es incompetencia, estupidez y absurdo. Hemos depositado el sentido común en las máquinas y así nos va. Bajo el paraguas de automatismos -bendita palabra-, Microsoft amenaza con cerrar mañana un blog porque detecta en uno de sus posts contenidos pro-Ana.
El gran guardián de la moral pública -hay otros, pero de esos hablaremos otro día- no es capaz de advertir que se trata precisamente de una cita a modo ilustrativo en un post que denuncia ese tipo de contenidos. Ni siquiera es capaz de rectificar cuando es un humano, no una máquina, quien se lo comunica. El absurdo es aún mayor cuando además se trata de uno de los bloggers que más ha hecho por defender su plataforma de blogs y por denunciar la anorexia y la bulimia en la Red.