Quinta Tinta cumple dos años, ahí es mucho
Toda una vida digital. Quienes llevamos un poco más, sabemos que hay muchos días y muchas noches de por medio, muchos comentarios o pocos, muchos posts por publicar y muchos borradores por esconder. Y seguimos.
Cada día me sorprende más la continuidad en algo que hay quienes se empeñan en decir que está muerto. El ego engorda pero no alimenta. Dos años a pulso, cambiando de trabajo y sin cambiar de discurso, tratando de encontrar el tono y el estilo tiene su mérito. El mérito de Quinta Tinta, el blog de Diego Areso, una de las pocas personas con las que retomo vida analógica tras encontrarnos de nuevo tras los respectivos blogs. Quizás la única, tengo que mirármelo…
Diego y yo comenzamos la carrera juntos, recién aterrizados en la capital desde pueblos del norte, rodeados de mucho cínico wannabe y en el Grupo H de una saturada Universidad Complutense en tiempos de un todavía babyboom tardío. Íbamos al turno de tarde cuando había turnos y los planes antiguos aún dejaban tiempo para algo más que tomar apuntes. Cuando no existía internet y lo más cerca que estábamos de imaginarlo era un dossier de Muy Interesante citando frases de un profeta Negroponte (en algún sitio debo de tener los recortes). Era el año de los JJOO, el año en el que entraríamos en recesión. Sí, esto de la crisis va por barrios y en el 93 todos los reportajes también llevaban esa muletilla. Lo recuerdo bien porque hice prácticas en un diario de provincias y todo era “la crisis hace que los padres no lleven a sus hijos a clases particulares este verano y prefieren que repitan curso”, “la crisis hace que la gente no vaya a la peluquería y se deje el pelo largo”, bla bla bla… Deberíamos tirar de hemeroteca y repetir textos sin pudor, como hacen las revistas femeninas en cada temporada de plan bikini. A ver quién se daba cuenta…
Toda esta palabrería para celebrar a un viejo amigo, viejo compañero de estudios y profesión -nos cruzamos también en Hachette y dando clase en la Univ- y ya viejo blogger, que hizo de una pasión profesión y que cada día nos asoma al maravilloso mundo de la maquetación con elegancia. Y pensar que todo empezó con unas clases de Quark a escondidas…
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