La sensibilidad de lo políticamente correcto
El discurso de lo políticamente correcto se adueña cada vez más del sentido común y nos instala en un absurdo puritanismo. La representación pública del cuerpo se convierte en pecado, en algo a ocultar, como vimos en el cierre de los Spaces por las fotos artísticas de bebés y en la retirada de la campaña contra el sida en Francia. Ahora es el Metro de Londres quien rechaza este cartel de una próxima exposición en la ciudad por temor a herir sensibilidades.
¿Y la sensibilidad de quienes nos ofendemos con tanta protección? ¿Quién vela por ella?
Mal asunto cuando se confunde ética y estética…