Blogging postvacacional
¿Son las vacaciones causa del divorcio del blog? Dicen las estadísticas de almanaque que con el oleaje de las vacaciones sube también la marea de separaciones de parejas. A mí me ocurre lo contrario, pero con el blog empiezo a tener mis dudas. Nos resulta tan cotidiano que cuando nos alejamos de él, de nuestra actividad diaria -en mi caso, que recuerde ahora, sólo por vacaciones y una operación familiar- la distancia nos ofrece otra dimensión y entonces da pereza retomarlo.
Will Richardson también se cuestionaba algo parecido sobre el apego emocional a la tecnología: si twitteas, ¿qué dejas de hacer? y si alguna vez estuviste off line, ¿como te sentiste a la vuelta?
Hace unos meses, una bloguera bastante conocida que un buen día dejó de serlo me contaba que el desencanto llegó después de unas vacaciones. Con la tarjeta de embarque aún en el bolsillo, volvió a su rutina diaria y ya no le apeteció seguir escribiendo. Y ganó en tiempo, un tiempo que todavía no había llenado del todo. También me dijo que sentía un pequeño vacío, que tampoco había logrado cubrir. Me pregunto si ese primer estoque tendrá que ver con asociar el blog a eso, a la rutina.