Yo, periodista
Hoy nace oficialmente la sección Yo, Periodista del diario El País en su apuesta por abrir el periodismo a los ciudadanos y crear vías de comunicación que les permitan contar la historia que mejor dominan: la suya propia. El papel del testigo directo, de quien estuvo en el momento y lugar preciso del acontecimiento, es crucial para la elaboración de la noticia periodística. Lo novedoso no es la importancia de su función, sino la posibilidad técnica de que como “informante” pueda hacer llegar su mensaje, ya sea mediante formularios, sms o su propio blog.
La fórmula de colaboración adoptada por El País es similar a la iniciada por otros medios de comunicación en la experimentación con lo que se viene denominando “periodismo ciudadano”: medios ofreciendo vías para la participación de los ciudadanos en la construcción del mensaje informativo. En un recuento no exhaustivo podemos recordar proyectos como el de la BBC (Your News), Yahoo y Reuters con You Witness y otros en España como La 2 Noticias con Cámara Abierta, y CiudadanoM de El Mundo. El público puede hacer llegar su material, su mensaje, su testimonio, pero es finalmente el medio, el periodista profesional, quien vela por la veracidad de las informaciones ejerciendo un papel más cercano a un gatewatcher que a un gatekeeper.
Disclosure y algunas dudas
Yo también estoy de experimentación. Quizás nadie se haya fijado todavía, pero hoy es la primera vez que hay publicidad en este blog y además anuncia el proyecto del que estoy escribiendo: Yo, Periodista. Más que una disclosure al uso, que también lo es, es una reflexión sobre el mismo hecho. Me lo he pensado bastante. No estoy en contra de la publicidad en los blogs, pero nunca antes la había tenido tampoco. Sí me molestan las publicidades camufladas, los contenidos emplazados, los splogs y ese tipo de burlas a los pactos de lectura clásicos. Por otro lado, me resulta bastante hipócrita demonizarla cuando todos sabemos que la prensa ha vivido siempre de la publicidad. Hasta ahora el mantenimiento del hosting era calderilla, un capricho asumible. Cada vez lo es menos pero no he puesto el banner de El País por motivos económicos -mis estadísticas de visitas son públicas y muy modestas, así que de ésta no me forro 😉 , sino por el placer de probarlo, de ver cómo me siento con ello, de saber qué os parece.
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