La pareja del blogger
En un día como hoy, tan comercial-artificial-superficial, donde hasta Google nos recuerda el sabor de fundir fresa y chocolate, pienso en las parejas de los y las bloggers.
Escribir asiduamente un blog es una actividad que lleva tiempo y que se suele hacer desde el hogar. Ergo, un tiempo doméstico que a veces se araña a la pareja. Podríamos trasladar el topicazo de si detrás de cada gran blogger, hombre o mujer, hay una gran pareja. Por paciente, sobre todo. Y si hablamos de hijos ¿es más fácil, en cuanto a disponibilidad de tiempo, bloguear para un padre que para una madre? Es un estudio aún por abordar, pero me atrevo a apostar que sí. Se me ocurre que podríamos coger la A-list, analizar la ficha familiar y ver si se sostiene.
Escribir un blog es también una actividad social. Una delgada línea entre lo personal y lo profesional, una forma de relación difícil de explicar y compartir con quien no participa de ella. Nuevos amigos para la canción de Loquillo: “¿quiénes son esos chicos tan raros con los que vas?”.
Y, aunque parezca contradictorio, también es una actividad muy individual. Un terreno propio, donde somos un yo absoluto y la pareja se invisibiliza. Nos representamos como individuos, nos acicalamos en cada meme y nos vestimos con los enlaces de otros. Sin pasado ni futuro, sólo presente.
¿Será que amores que bloguean juntos están más unidos? También hay parejas de bloggers que conviven a través de sus respectivos asentamientos virtuales. Hace unos días, precisamente Julen se sorprendía por esta conversación cotidiana y lo que me llamó la atención no fue el hecho en sí sino que en los comentarios hubiera quien se lamentara de lo contrario: de que su pareja no le/la leyera.
Vaya, a mí tampoco. Y eso que manejamos el mismo ordenador y está como página de inicio 🙂 ¿Y? Pero como casi toda la gente más cercana. No me leen mis padres, ni mis hermanas, ni los amigos más íntimos. Simplemente me leen de otra manera: me ven, me escuchan, me besan, me discuten, me abrazan… en vertical, que dirían los radioaficionados.
Oh, ¿tengo un problema? ¿es una carencia? A mí personalmente me gusta así. Pero de la misma forma que me gustaría si fuera lo contrario, supongo. Ni mejor ni peor. Distinto.
¿Quién dijo que internet es frío? También hay amores que nacen en los blogs, desde la identificación mutua, los intereses compartidos y el flechazo de las letras. Le pasó a una ex alumna mía y ahí siguen, supongo, si no se ha cruzado algún trackback por el camino. Como la vida misma. No sé, yo llevo más años fuera de circuito que dentro del blog, pero todo empezó en una furtiva conversación de chat. Paradojas.