Cuando el blog llegó a mi vida...

A veces parece tan natural escribir en un blog que se nos olvida cuándo fue la primera vez que oímos hablar de ellos.
En el encuentro de ayer Adolfo me hizo esta pregunta y por un momento tuve que hacer ejercicio de memoria. Recordé que fue una coincidencia casual, como suele ser todo en la vida. Era marzo de 2003 y estaba en la Universidad de Harvard trabajando para mi proyecto de tesis sobre el concepto de “alfabetización multimedia”. En aquellos días, mientras seguía la invasión de Irak a través de los medios digitales españoles, aterricé en un artículo que hablaba de un proyecto de weblogs en la Universidad de Harvard bajo la dirección de un tal Winer. En aquel momento, no sabía lo que era un blog pero algo debí de leer para que despertara mi curiosidad… (el blog ya no está operativo pero se puede consultar el histórico en Archive.org).

Ayer sólo acerté a recordar que lo había leído en ABC pero no qué decía, quién lo firmaba o en qué sección. Y me entró la inquietud de rescatar aquel texto que, en cierta forma, me ha guiado hasta aquí. Es éste (que, por cierto, bien podría pasar por un artículo actual):


El blog: ¿todos periodistas?

Seccion: opinion
Fecha: 27/03/03
URL: http://www.abc.es/opinion/noticia.asp?id=170567&dia=27032003 (bajo suscripción)

Publicar en Internet está hoy al alcance de cualquiera, no solamente a través de las páginas web personales, sino mediante las llamadas bitácoras. Las bitácoras o web logs, abreviado blogs, permiten a todo cibernauta, por ejemplo, publicar su opinión sobre un suceso, contar cómo ha sido testigo del mismo o presentar imágenes del lugar de los hechos, a partir de la plantilla de un sitio web, tan sencilla como la hoja de un cuaderno de bitácora. Así se ha acuñado el concepto de periodismo de usuario, que supone un paso más en la universalización de esa capacidad de publicar, antes reservada a las empresas editoras.

Algunos, como Dave Winer, director del programa de blogs de Harvard University, llegan a ver en la eclosión de las bitácoras una amenaza a la profesión periodística: No tengo que confiar necesariamente en periodistas profesionales que me cuenten qué está sucediendo; si puedo acceder a los blogs de las personas que han sido testigos directos de los hechos, lo preferiré.

Puede que estemos en los albores de una era de los blogs, en la que dispondremos de un número creciente de noticias y opiniones vertidas en Internet al margen de los medios tradicionales. Sin duda habrá aportaciones de valor informativo pero, a la vez, se hará más difícil distinguir la información relevante. Pensemos en la ardua labor de filtrado que implican para la investigación policial los miles de testimonios de ciudadanos que aseguran haber visto con sus propios ojos al mismísimo delincuente buscado. No hay que olvidar tampoco que el avance y la extensión de la tecnología digital hace cada vez más fácil manipular imágenes que podrán aparecer en Internet como testimonio gráfico convincente.

Es aquí donde el valor de la marca, la credibilidad de una cabecera, aparece como activo primordial de la empresa periodística. Hoy más que nunca, la credibilidad constituye, junto con el valor añadido a la información, un factor de supervivencia de los medios. Cabe pensar que, a medida que crece la cultura informacional en un mundo global e interconectado, los medios tratarán de redoblar sus garantías de independencia de poderes políticos o grupos de presión, en un esfuerzo por ganar credibilidad. En el cada vez mayor océano informativo, el periodista nos aparecerá como una garantía para el lector.

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