Anuncio homófobo en El País
Un nuevo "fallo en el sistema de control" ha llevado al diario El País a publicar una publicidad que contravenía su código ético e incurría en graves falsedades. El pasado 25 de mayo este periódico publicó un anuncio homófobo donde un supuesto colectivo de Padres y Madres llamaba a la movilización en contra de la Ley de Matrimonios Homosexuales.
Las reacciones no se hicieron esperar y al día siguiente se veía obligado a informar de su propio error e incorporar algunas cartas al director de protesta. Un día más tarde, el 27 de mayo, llegaban las disculpas formales desde el editorial y el 5 de junio el Defensor del Lector dedicaba su columna a esta "Protesta Fulminante". Si alguien está interesado en la documentación, puede seguir estos textos en un documento pdf que he elaborado.
Aparte del error cometido y que nos recuerda al caso de las monedas romanas, resulta interesante la observación del Defensor del Lector, Sebastián Serrano, en el último párrafo de esta sección. Serrano se centra en "el papel de Internet en la transmisión de mensajes" alabando su carácter de inmediatez para hacer llegar las protestas y criticando, a su vez, la permanencia desactualizada de estas quejas en la red:
Una observación que suena a pequeña rabieta y demuestra cierto desconocimiento de un aspecto clave de internet: continuar el debate, dar tiempo y espacio a los asuntos que desaparecen de la agenda por la propia lógica de los medios de comunicación de masas.
Demos la vuelta al argumento. Esta misma velada queja nos recuerda la clásica reivindicación de espacio que se reclama a los medios en la publicación de rectificaciones. Una Fe de Erratas en un periódico nunca ocupa el mismo lugar en proporción a la de aquella información que fue errónea y pretende enmendar. ¿Distintas varas de medir?
Las reacciones no se hicieron esperar y al día siguiente se veía obligado a informar de su propio error e incorporar algunas cartas al director de protesta. Un día más tarde, el 27 de mayo, llegaban las disculpas formales desde el editorial y el 5 de junio el Defensor del Lector dedicaba su columna a esta "Protesta Fulminante". Si alguien está interesado en la documentación, puede seguir estos textos en un documento pdf que he elaborado.
Aparte del error cometido y que nos recuerda al caso de las monedas romanas, resulta interesante la observación del Defensor del Lector, Sebastián Serrano, en el último párrafo de esta sección. Serrano se centra en "el papel de Internet en la transmisión de mensajes" alabando su carácter de inmediatez para hacer llegar las protestas y criticando, a su vez, la permanencia desactualizada de estas quejas en la red:
"Pero Internet tiene su dinámica propia y más de una semana después de que el diario presentara sus disculpas siguen circulando mensajes que dicen que EL PAÍS ha publicado un anuncio homófobo y solicitan a quien lo reciba que remita una carta de protesta contra él. Así, el error está llegando a ordenadores que las disculpas difícilmente alcanzarán".
Una observación que suena a pequeña rabieta y demuestra cierto desconocimiento de un aspecto clave de internet: continuar el debate, dar tiempo y espacio a los asuntos que desaparecen de la agenda por la propia lógica de los medios de comunicación de masas.
Demos la vuelta al argumento. Esta misma velada queja nos recuerda la clásica reivindicación de espacio que se reclama a los medios en la publicación de rectificaciones. Una Fe de Erratas en un periódico nunca ocupa el mismo lugar en proporción a la de aquella información que fue errónea y pretende enmendar. ¿Distintas varas de medir?